Subí al taxi y con amabilidad saludé al conductor. Después de decirle que me dirigía a la Universidad Adventista de mi país el taxista me dijo: "Me invitaron hace algunos meses a la universidad para escuchar predicar a un pastor, gordito, peladito... no sé su nombre...". Imaginé que se trababa de uno de los pastores más famosos y conocidos de la iglesia adventista, el peruano Alejandro Bullón Paucar, así que sin que me de más características le dije: "Tal vez se refiere al Pr. Bullón". El taxista dijo que sí, que le había parecido interesante su predicación sobre "algún Salmo en la Biblia". Nos comentó que es un predicador muy diferente a los que él había escuchado como por ejemplo a Cash Luna, Dante Gebel, entre otros.
Como todo buen adventista le felicité por haber visitado la "meca" de la educación adventista, sino la fábrica de "Productos Unión" en sentido literal y figurado. En fin, después de mi cumplido, el taxista de nombre Renán arremetió contra los adventistas y el cristianismo en general. Para ello, empezó diciendo: "Yo respeto a los creyentes, pero sabe algo apreciado amigo, yo creo que todas las religiones son iguales, son una "tira" de vividores, sin vergüenzas, ladrones, usureros y mafiosos. Estoy seguro de que hasta el famoso pastor Bullón es el de la misma calaña, y que no le encuentro diferencias al papa católico a cualquier dirigente de la iglesia adventista o de cualquier denominación cristiana". Su palabras me dejaron en anonadado, lo confieso.
- "Dígame si es falso lo que digo"- me dijo mientras me miraba a través del espejo retrovisor, y continuó diciendo: "Hace algún tiempo yo le hice una carrera a un grupo de pastores que parecían unos pirañitas. Le juro mi amigo que su conversación era metálica. Uno le decía al otro, ¿oye a qué se dedica la hermana tal? y el otro pastor le decía: "es negociante en el Jirón de la Unión". Entonces va haber un buen diezmo...".
Yo lo escuchaba sin decir ninguna palabra. Él hablaba y hablaba sobre los adventistas, sobre los pastores y sobre los cristianos en general. Habló sobre las iglesias que piden y piden diezmos para hospedarse en hoteles de lujo, comer en lugares exclusivos, etc. Que los pastores tiene carros y casas de lujo. Que usan celulares de última generación y que siempre están rodeado de comodidades.
Sin embargo estoy seguro de que el Espíritu Santo me hizo entender que Renán, aquél taxista, que a parte de todas las cosas que dijo me confesó que había perdido la fe y la confianza en Dios, y que es más, no creía en Dios; había sufrido algún mal momento por algún adventista o cristiano. No parecía alguien nuevo, es más yo podría ver a leguas que era un ex adventista sino evangélico.
Después de escucharlo, le dije: "Amigo, a usted le hicieron daño. Usted es un ex adventista o evangélico, pero no me va a decir que no ha estado relacionado con ellos". Mi pregunta le dejó perplejo. Pude verlo. Respiró hondo, asintió su cabeza varias veces lentamente. Apretó sus dientes fuertemente y arrugó sus labios para finalmente exhalar como si habría aguantado la respiración por buen tiempo. "Es cierto"- me dijo- "No soy adventista, tampoco evangélico, pero he estado relacionado con ellos más de lo que se imagina". Así me contó su historia:
"Mi hogar estaba en destrozado. Mi amor por la mujer que me casé se estaba muriendo. Yo quería el divorcio, pues era triste vivir así. Hasta que me refugió en los ejercicios y las sesiones en un gimnasio, allí fue donde conocí a un cristiano, evangélico. Era pastor de una iglesia importante en la ciudad de Lima. Él era distinto a los demás. Me aconsejaba y me enseñaba cómo encontrar la paz. Me llevó a su casa para invitarme a almorzar y aprovechó para enseñarme videos de prédicas cristianas. Estudiamos la Biblia y junto a su esposa visitaron mi casa, a mi esposa y finalmente, poco a poco fui apreciando la vida cristiana. Mi familia visitaba su casa y ellos la mía. Pero a pesar de ellos mi familia no mejoraba, aunque yo sentía que había más paz en mi corazón.
Un día yo le fui infiel a mi esposa con una amiga del gimnasio. Como ya conocía los caminos de Dios, me sentí mal y estaba arrepentido de lo que había hecho. Le conté a mi amigo pastor evangélico. Le dije que necesitaba un consejo. Él me dijo que me entendía, que oraría por mi. Y que vería cómo ayudarme. Le dijo que no le diga a mi esposa porque no quiero perderla. Fue así que me tranquilicé y pensé que todo acabaría allí.
No fue así. No me había dado cuenta de que mi amigo evangélico, "le había puesto los ojos a mi esposa" y que se valió de eso para enamorarla y ponerla contra mi. El muy mal "pastorcito" me defraudó. Le contó todo lo que le había contado para que mi esposa me deje y se vaya con él.
Mi esposa me dejó. Nos separamos hasta hora. Pero no estuvo con mi amigo, pues mi esposa es una ex adventista. Yo la conocí en su iglesia. La saqué de la iglesia para que se case conmigo. Ella no me fue infiel porque era una mujer de principios, era adventista. Es así que conozco del pastor Bullón, conozco sobre los diezmos, la iglesia y mucho sobre los adventistas. En realidad, estoy dolido con ellos porque jamás visitaron a mi esposa sino para decirle que había sido disciplinada por haberse casado estando embarazada. Le quitaron su cargo y jamás, jamás volvieron a verla... A pesar de ellos debo agradecer porque mi esposa es una buena mujer por ellos, por su fe en Dios y a la iglesia por su educación. Por eso... si alguna vez decido ser cristiano, sería adventista...". Dicho eso pude ver unas lágrimas resbalar a través de sus mejillas. El Espírtu Santo sin duda estaba trabajando.
Su historia parecía una novela. Entendía ahora sí su dolor. Le dije que su dolor y su amargura. Su resentimiento y sus críticas no eran infundadas. Un cristiano le había defraudado, pero no lo había defraudado Dios. Entre varias cosas finalicé diciéndole:
"Renán, Dios te ama no por lo que digas, pienses y hagas, Dios te ama simplemente porque eres su hijo y punto. Entiende que tengas rencor y rabia por los cristianos pero mirándote hoy a los ojos te dice que te ama al evitar que choques o sufras algún accidente. Dios te da oportunidades, Dios te da la oportunidad hoy de que vayas a Él tal como estás. Si te han hecho daño no es culpa de Dios, es culpa de los hombres como tú y como yo. Así como existen taxistas malos y deshonestos que asaltan a sus pasajeros como vemos a diario en las noticias, así también existen buenos taxita y justos como tú. No todos los taxitas son iguales así como no todos los cristianos son iguales. Hay de todo en la viña del Señor. Renán, supe desde el momento en que hablabas de los cristianos y de los pastores que no eras un ajeno a la iglesia, supe que conocía mucho como para perderte y poco como para salvarte. Si me subí a tu taxi es porque Dios quería darte este mensaje hoy." - Mientras hablaba el taxi llegaba a su destino, a la universidad. Allí afuera habían jóvenes ayudando a estacionar los autos. Le dije el pastor Bullón un día fue un joven estudiante de teología como aquellos jóvenes. Y hoy es un jubilado. No tiene mansiones, tampoco son ricos como has dicho. Los pastores son hombres que ganan lo necesario, como para pedir rebaja al subirse a un taxi del amigo Renán.
"¿Usted es pastor?"- me dijo sorprendido- "Así es, y no soy millonario, mafioso y vividor. Soy sencillamente un predicador". Que Dios te bendiga Renán. Tú conoces el camino a la iglesia. Busca a tu esposa, recobra tu matrimonio, perdona y pide perdón. Dios te ama".
Lágrimas gruesas se dejaban notar deslizándose sobre sus mejillas para perderse entre sus labios y entre sus puños que de vez en cuando enjugaban sus lágrimas. No le dije más. Me despedí de aquél triste y pobre taxista.
¿Qué imagen tienen del ministerio pastoral? Yo no soy rico, no tengo auto, no vivo lleno de comodidades. ¿Será que hay pastores de ese tipo? Señor, por favor, quiero ser un buen pastor. No quiero ser piedra de tropiezo para los débiles.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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