domingo, 24 de diciembre de 2023

A mis maestros con cariño | Pr. Heyssen Cordero

 A mis maestras y maestros:




A mis 39 años, he tenido decenas de maestras y maestros. No obstante, pocos han impactado mi vida. 

En este día especial para los maestros y maestras quiero reconocer a mi primera maestra. Ella no estudio educación, tampoco tuvo estudios superiores, pero me enseñó lecciones más profundas que doctores y magisters... Ella es mi madre, Nely Lucila Maraví Figueroa, mi gran mentora. La consejera, le decíamos en casa. No tuve necesidad de ir al inicial. Fui a primer grado sabiendo leer, sumar y a dibujar gracias a sus clases con semillas de eucaliptos y papel bulki.


Otro maestro es mi padre. Tenía una letra perfecta. Una ortografía envidiable. Era un apasionado de la historia del Perú. Mi padre, don Julio Cordero Galarza, tampoco tuvo estudios superiores pero dejaba lejos a muchos de mis profesores en cuanto temas variados. De él aprendí la música y el arte.


Algunos maestros y maestras profesionales, también marcaron mi vida como la profesora Nancy Machado en Jauja, me enseñó a no dejarme vencer por la pobreza. A no sentirme mal por no tener juguetes y cuadernos de marca.


Otra maestra fue Iris Cojacura de Pucallpa, me enseñó a luchar por mis ideales, a expresar mis ideas y sentimientos. Ella era una inspiración. Una líder.


En la etapa de universitario (en la UNU y en la UPeU) tuve varios profesores muy buenos, pero uno de ellos fue especial para enseñarme a escribir. Sé que no lo hago muy bien aún, pero no tengo temor de expresarme. Fue un pastor y amigo. No estoy de acuerdo con todo lo que cree ni enseña, y en varias ocasiones discrepamos, pero lo valoro y admiro. Él es Miguel Ángel Núñez, fue un maestro.


Finalmente, hay una maestra que me enseña todos los días, ella es educadora de profesión y sí que es una maestraza. Adorable, tierna y linda. Me enseña y enseña a mis hijos. Es mi maestra favorita. Tengo el privilegio de estar casado con ella, ella es mi amada Charly MRios. Cuando me preguntan si ella trabaja, les digo que ella trabaja más que yo, y no en aula sino en casa.


Feliz día a todos los maestros y maestras que marcaron, marcan y marcarán vidas en sus alumnos. Feliz día a todos los maestros y maestras que sin tener estudios educan para esta vida y para la eternidad.


Pr. @HeyssenCordero

¡BAUTICÉ A MI PADRE!





Y hasta que finalmente llegó el día ... ¡BAUTICÉ A MI PADRE!

En julio del año 2018 me preguntaba porqué solo el 5% de la feligresía adventista daba estudios bíblicos. Y entre datos estadísticos y estrategias misioneras como director de ministerio personal y Evangelista de la Unión Peruana del Sur, en mi corazón sentí como si alguien me decía: “Debe ser difícil porque hasta ahora tu padre no acepta a Cristo”. Me sentí triste porque pensaba que el bautismo de mi padre sería un “imposible”. Sí, lo sé, muchas veces enseñé que no hay nada imposible para Dios, pero así es, la teoría a veces supera a la práctica. Así que hice caso omiso a esa voz que habló a mi corazón y continué. 


En diciembre de ese mismo año, el pastor Edison Choque me compartió un material en portugués que animaba a cumplir la misión en pasos simples. Lo traduje, lo estudié y solo bastó unas pocas páginas para llegar a una conclusión: “Heyssen, tú jamás has intercedido por tu padre.” Yo había orado cientos de veces, pero jamás clamé, ni ayuné por la conversión de mi padre. Oré sí, oré para que mi padre un día se convierta y entregue su vida a Jesús. Lo hice muchas veces pero creo que ni yo mismo creía que esto podía suceder. ¿Te ha pasado? ¿Alguna vez has orado porque “ya pues”?


En mis decisiones y resoluciones del nuevo año 2019, coloqué: “Interceder por mi papá, llevarlo a las aguas del bautismo”. Me dije a mí mismo: “Heyssen, si no eres capaz de creer que Dios puede lo que el ser humano no puede, entonces ¿de qué Dios predicas?”. Finalicé los 40 días de intercesión y di pasos intencionales para aproximarme a mi padre. Y hasta un día, justo a los 47 días desde mi resolución, empecé a ver la mano de Dios. Mi padre mostraba interés. Solo Dios sabe cómo.



Si yo estaba en mi “cuarto de batalla”, orando por mi padre junto a mi familia. Dios hacía un trabajo en mi padre. Él (mi padre) puede que le atribuya a la enfermedad, o incluso a su misma decisión... incluso a los brazos abiertos de la iglesia Micaela en Pucallpa que sin saber que era padre de un pastor, lo trataron tan amablemente que mi padre se quedó conectado a la iglesia. Y es que cuando intercedemos, Dios usa todo, absolutamente todo para cumplir sus propósitos. ¡Alabado sea Dios!  Al final, Dios usa todo instrumento útil para cumplir su voluntad. 


En Mayo del 2019 se lanzó en la plenaria de la Unión Peruana del Sur el Seminario de Enriquecimiento Misionero, y conté sobre mi padre. Pedí a todos los líderes de la iglesia que unan  en oración por mi padre. El Pr. Enzo Chávez, contó el testimonio de su papá y contó que también bautizó a su padre. Fue muy emocionante. Y así empezó, la carrera de oración por mi papá. Fui campo por campo contando mi testimonio. Dios fue muy bueno! Hay varios pastores que aún luchan en oración por sus padres. ¡Sí se puede en Cristo!


Un mes después, mi padre fue a Lima y pasó diez días con nosotros. Su viaje fue por salud. Y ahí en Lima, en esos diez días, Dios tocó su corazón profundamente, tal como él lo refiere. Conoció mi labor, mi vida familiar, amigos, y algunas instituciones. Quedó impresionado. Regresó a Pucallpa decidido a bautizarse. Muchas pruebas, situaciones complicadas, pero finalmente se superaron. Había decidido bautizarse para Semana Santa del 2020, pero esta pandemia retrasó todo y sin embargo, afianzó más su fe. Una vez más, Dios dirigía todo.


En junio de este año 2020, mientras yo predicaba en la semana de evangelismo #RENACER, vidas transformadas por facebook y YouTube, mi papá decidió ser bautizado públicamente. El 25 de octubre de este año 2020 se casó y estaba listo para ser bautizado junto a su nueva esposa. ¡Un nuevo comienzo!


El sábado 26 de diciembre del 2020, el último sábado del año, por la gracia de Dios, y todos los instrumentos que usó, mi padre fue bautizado. ¡Tuve ese privilegio! ¡Dios es muy bueno! Tuve el privilegio de bautizar a mi padre. Yo ya bauticé a muchas personas, pero este fue muy especial. Solo algunos pocos entenderán todo esto.



¿Cuántos tienen a sus padres que aún no le entregan su corazón a Jesús? ¡Comienza a interceder! ¿Cuántos tienen hijos que aún no son parte del pueblo de Dios? ¡No hay nada imposible para Dios! Dios puede hacer, de muchas maneras y de muchas formas lo que nosotros no podemos hacer. Solo debemos hacer nuestra parte, y Dios se encargará de lo demás.


Gracias a todos los que oraron, a los hermanos de la iglesia Micaela que fueron de muchas bendición. Hoy es una nueva etapa, ¡un nuevo comienzo! Tú también puedes contar tu historia, contar las maravillas que Dios hizo, hace y hará. No dudes.


Quiero agradecer a la iglesia Micaela en sus líderes, a mi amigos pastores y familiares que acompañaron esta bonita ceremonia bautismal. Dios los bendiga mucho.


Seguimos conectados.


Vamos juntos y #CONECTADOS🔌 con el #Proyecto100

TRES CONVERSACIONES CON UN HOMBRE DE FE


Una de las cosas que me pareció extraño e incómodo de los amigos adventistas del séptimo día, era su afán de que yo estudie la Biblia con ellos y me bautice. ¿Tanto afán para que sea parte de su iglesia? - me preguntaba de vez en cuando.


Había asistido a otras iglesias, entre ellas, a iglesias evangélicas, católicas, estudié con los mormones y Testigos de Jehová, y hasta visité a los israelitas del nuevo pacto alguna vez; y sin embargo, jamás sentí que ellos se afanaran en que yo sea uno de sus “hermanos”. 

En mayo del 2001, en la pequeña iglesia Misión Pucallpa conocí a alguien que me invitó a estudiar la FE de Jesús varias veces. Era un hombre de canas que con una sonrisa franca y palabras serenas quería enseñarme de la Biblia. Un día, fiel a mi estilo le dije: “Tranquilo hermano, poco a poco, no tengo interés en estudiar la Biblia por ahora. Yo vengo a la iglesia de visita, a conocer. Cuando yo sienta la necesidad de estudiar la Biblia, le aviso. Además, no sé porqué tanto afán de que me bautice y sea parte de su iglesia. He visitado tantas iglesias y nadie es tan insistente como ustedes”.



CONVERSACIÓN  1

Aquél hermano de avanzada edad me miró con ojos amables, para decirme la primera frase que hoy recuerdo: “Heyssen, es que yo soy un discípulo de Cristo. Es decir, hago todo lo que Cristo hizo. Y si Jesus fue capaz de “ENTREGAR SU VIDA EN LA CRUZ POR TI, lo mínimo que puedo hacer es “AFANARME” para que no te pierdas y seas salvo. No quiero que seas miembro de mi iglesia, sino que CONOZCAS LA VERDAD EN LA BIBLIA. Así que perdóname si te incomodo, pero solo cumplo con la misión que Dios me encomendó.”


En sus palabras me dio una clase magistral de discipulado, misionología, evangelismo personal y hasta ética pastoral. Esos conceptos, quizás más técnicos, los aprendería años más tarde en la facultad de teología.


Comencé a estudiar la Biblia con aquél hermano, el patriarca de la iglesia Misión. Me enseñó sobre el sábado, me enseñó sobre la mayordomía cristiana, el evangelismo personal. Siempre quise tener un hogar como él tenía: Hacían cultos diarios, leían por la tarde libros de Espíritu de Profecía. Recibían y despedían el sábado. Sus mejores vestidos eran para el sábado. Misioneros incansables. Recuerdo que cuando enamoré con mi hoy esposa, le dije que me gustaría envejecer junto a ella al igual que aquél hermano y su esposa María Elena Nuñez, dando estudios bíblicos.


CONVERSACIÓN 2

La segunda frase que me diría aquél hermano, también lo recuerdo con claridad. Un sábado de tarde, como joven adventista estábamos en los preparativos de la sociedad de jóvenes, y a eso de las 5:00 pm llegaba él y su esposa a la iglesia con una sonrisa amplia. Le pregunté de donde venían, y me dijo: “DE LA VIÑA DEL SEÑOR. Allá hay mucho trabajo. NO TODO ESTÁ EN LOS PROGRAMAS DE LA IGLESIA. LOS JÓVENES DEBEN SALIR A BUSCAR Y SALVAR A LOS PERDIDOS.” Me quedé un poco avergonzado porque mientras él tenía estudiantes de la Biblia, yo solo me estaba preocupando en los programas de la iglesia. 

Otra vez, me daría una clase magistral de ministerio personal y evangelismo. Lo mismo escuché decir a grandes predicadores y líderes de ministerio Personal. 


CONVERSACIÓN 3

Por la gracia de Dios, años después llegué a ser pastor. El año 2012 fui coordinador de Grupos Pequeños en la Misión del Oriente Peruano. Visité a aquél hermano de avanzada edad, estaba junto a su amada y fiel esposa. Ya no asistía a la pequeña iglesia misión. Asistía a otra iglesia. Yo prediqué una semana en esa iglesia. Ya tenía más años, muchos más años, pero seguía firme como un roble en su fe. Se alegró al verme. Me dijo que sentía orgullo y felicidad de ver a un muchacho de la iglesia misión ser pastor y ahora departamental.



Me acerqué a él y le abracé. Lo miré a los ojos y le dije: “Gracias, gracias a usted y a su familia por enseñarnos tanto.” Después de una pausa me animé a preguntarle algo que deseaba saber hace un buen tiempo: “¿Hermano, por qué era tan insistente cuando llegué a la iglesia con el objetivo de querer darme estudios bíblicos?”...


Me miró con amabilidad. Acomodó sus anteojos y me dijo con lágrimas entre sus ojos: “Heyssen, sabes, quizás ahora ya puedas entender más cosas, pero es Dios quien nos da la capacidad más allá de nuestros ojos. Yo era muy insistente PORQUE YO NO VEÍA A UN JOVEN REBELDE, NO HIJO, YO VI A UN FUTURO  ANCIANO DE IGLESIA, LÍDER DE JÓVENES… pero Dios me demostró que yo estaba equivocado, yo solo miraba “aquí, cerquita… jamás me imaginé que estaba dándole estudios bíblicos al futuro Evangelista de la iglesia adventista en el sur del Perú… un PASTOR QUE PREDICA A MULTITUDES el evangelio de CRISTO”. 


Se formó un nudo en mi garganta. Mi corazón se aceleró y lo abracé. Tiene razón - le dije - es lo mismo que siento cuando veo a muchos jóvenes lejos de Dios. 


Esa fue la última vez que lo vi. Me invitó a tomar avena con panes. Siempre amable, siempre alegre, siempre sabio... no lo volvería a ver otra vez.


El  27 de Mayo del 2020 falleció aquél hermano de avanzada edad, a los 90 años. Dos días después de su cumpleaños. Falleció el Hno. MAMERTO PANAIFO PINCHI, loretano, un hombre de fe, misionero, guerrero de la fe.


“Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: «Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor». Sí —dice el Espíritu— para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos” (Apocalipsis 14:13).


Oremos por la viuda María Elena Nuñez, sus hijos y sigamos el legado que nos dejó en vida: Su pasión por la misión.


Con aprecio, hasta la mañana gloriosa...


Heyssen J. Cordero Maraví, un consiervo

¡Feliz navidad 🎄, vendedor ambulante!



Cuenta la mitología griega que, entre sus sin número de dioses, habían dos de ellos que estaban siempre tratando de demostrar quién era el mejor o el más poderoso. Esos “dioses” eran Cronos y Kairos, ambos significan “tiempo” en español.


Cronos es el tiempo cronológico, es el tiempo lineal, ese tiempo que corre, sigue su curso y no se detiene. Ese tiempo que no perdona y que es implacable, no responde al deseo humano, solo “transcurre, fluye” como diría Heráclito.


Kairos es el tiempo circunstancial, es el tiempo construido de momentos. Es estático, y vive en el recuerdo por años de años… Se detiene, y sí, da paz, da alegrías, también da tristezas. Tiene sus buenos y malos, sus bemoles… sus altos y bajos. 


De manera interesante, estos “dioses” son dos palabras en el idioma griego de la Biblia. En la Biblia, tanto Jesús como los escritores del Nuevo Testamento hablaron de los dos tiempos (cronológico y circunstancial). Los dos tiempos son necesarios para vivir. 


Al final, esa lucha de poderes en la mitología griega, era muy simple. Ningún tiempo es mejor que el otro, simplemente se sirven, se complementan. La vida está llena de un tiempo cronológico, de segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años… eso no lo podemos cambiar, no lo podemos detener. No podemos hacer nada para evitar que el minutero marque y avance. Sin embargo, sí podemos aprovechar el tiempo kairos, crear momentos, recuerdos que vivirán en nuestras memorias de por vida. Sí, con los años, vamos olvidando poco a poco, pero los mejores momentos difícilmente.


¿Qué es lo que motiva a combinar letras del teclado digital de este dispositivo electrónico a este escritor aprendiz? Simple. Hoy recordé que el tiempo cronológico es implacable. Hoy pasaré mi navidad número 39.


Mis mejores navidades las he pasado con mi esposa e hijos. ¡Ellos me han hecho gustar de estas fechas! Se preparan, comparten, disfrutan… Y son esos momentos que las guardo en mi corazón. 


Hace algunos días recordé mis navidades de niño y adolescente… Tuve navidades interesantes en casa de niño y adolescente. No quiero ser lastimero - solo quiero expresar, a quien ha llegado hasta aquí en la lectura - que no fueron las mejores navidades, muy probablemente, pero valen la pena recordar… Quiero contarles de algunas navidades como vendedor ambulante. 


Esas navidades eran diferentes, llenas de trabajo, situaciones que me han marcado… Teníamos que salir todo el día a vender panetones en bolsa, tarros de chocolate, cohetes y juguetes… jajaja. El día tenía sus horas “pico”… luego teníamos que ir rematando porque no debíamos quedarnos con mercadería que era sinónimo de pérdida. Esto era en navidad y Año Nuevo. La meta era vender todo en navidad y menos en Año Nuevo. 


Ahí en medio de la calle, mis padres y yo batallábamos cuerpo a cuerpo, mi garganta reseca de tanto gritar: “lleve sus panetones, a 3 por 15… Ya se acaban, son los últimos (cuando debajo tenías más cajas)“. No tenía vergüenza de gritar a voz en cuello. Era ya un adolescente, y oraba mentalmente a un Dios que no conocía que podamos terminar temprano las ventas. De eso dependíamos como familia. Luego, cuando ya la congestión y los “compradores” no circulaban… recogíamos con tristeza o alegría la mercadería, poco o mucho… 


Luego, cargábamos en el triciclo todas las cosas… de ahí pasábamos por el Pechugón, una pollería en el Jr.  Ucayali con (no recuerdo el otro jirón), cerca a la plaza de armas de Pucallpa para comprar un pollo y llevar a la casa. Regresábamos a contra reloj. En casa estaba mi hermano Vico y mi hermanita Leslie. Nos bañábamos, cambiábamos de ropa y luego esperábamos el conteo regresivo de Radiomar: “10, 9, 8… Feliz navidad”. 


Esas navidades no se parecían a las navidades de “Función Estelar” del canal 2 (Frecuencia Latina), de esas películas norteamericanas con nieve y Santa Claus… Es por eso que jamás creí en Papá Noel, porque yo vendía los juguetes… jajaja. La vida me enseñó a madurar muy rápido. Pero en todo esa aventura informal, fui feliz.


La vida no está solo de momentos buenos, hay momentos malos (difíciles, sería la mejor palabra) que nos preparan para los buenos… Hoy no tendría problemas de vender en la calle, no tengo vergüenza… Sé que no es fácil, sé lo que se siente cuando pasan las horas y no vendes nada… sé lo que es sentir el desprecio de la gente… el abuso de los “fiscalizadores o agentes municipales”. Sé que es estar en la calle todo el día con los ojos y la nariz llena de hollín, por la contaminación… sé que es comer en táper en medio de la calle, y ser interrumpido por un “cliente”. Sé que es pelearse por un cliente, o darle más barato para que te compren y no se vaya al costado. Jajaja. 


Eso me preparó a ser un buen colportor,  a ser un pastor todo terreno. Hoy trabajo de manera diferente pero agradezco a mis padres que me enseñaron a trabajar, porque eso me preparó para vivir hoy…


Crea momentos con los que amas cada día, ahí en el lugar donde estás, en la situación que vives, vive en amor, abraza, perdona… disfruta los momentos junto a los tuyos… este podría ser tu última navidad… o una navidad menos junto a tus hijos… ellos crecerán y pasarán solos o con sus familias… los momentos no se repiten, son otros… aprovecha el tiempo cronológico y circunstancial siempre y con los que más amas…


¡Feliz navidad!


Pr. Heyssen Cordero Maraví

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