Hace un buen tiempo que no escribo en este blog, sino hasta hoy. No sé si lo habrás notado. Debo confesar que ganas de plasmar mis pensamientos me han sobrado, así que no es que no tenía en qué reflexionar, no. Lo que sucede es que tenía temor a escribir lo que me hubiera gustado escribir. Y es que hay veces en las que quisiera escribir muchas cosas que sé que no serían saludables para mi y para muchos que sin dudarlo se reconocerían entre las líneas confusas de mis reflexiones del alma.
Tengo una regla en este blog, solo publicaré lo que he escrito. Tengo otros blogs donde a veces suelo publicar escrito de otros, pero no es el caso de este. De modo que lo que usted apreciado lector lee, es producto de mis pensares, de mi imaginación, de mi impaciencia, de mi mente muchas veces atada a cadenas de la diplomacia... Sé que no soy un buen escritor, en realidad hace poco descubrí que es probable que jamás lograré ser un buen escritor sencillamente porque no soy un buen lector. Todos los buenos escritores saben que su éxito radica no en lo que escriben sino en lo que leen, pues es allí donde se pulen y se refinan... Y todos los malos escritores, no saben que deben aprender a ser buenos lectores para un día añorar siquiera, palabras que no sean la de su familia diciendo: "escribes bien".
Pues bien, como te decía inicialmente no escribí sencillamente porque temía escribir y usar eso como una daga cruel para no pocos. Pues simplemente "la pluma es más peligrosa que la espada". A estas alturas mi querido lector se estará imaginando lo peor de mi, ¿qué podría escribir que resultara peligroso? Bueno, es posible que para usted esto que escribiría son cosas sin importancia, vanas y nada peligrosas ni dañinas. No todos somos iguales. En fin, a veces es mejor callar (no escribir) que hablar (escribir), no porque no tengas qué decir (escribir) sino porque el tiempo te ha enseñado a callar (no escribir) aunque ello resulte agrio y amargo. Es mejor así, de ese modo, tú no quedas mal, y la otra persona igual.
Reflexiono justamente porque hoy fue uno de esos días en las que quisieras decir: "¡Basta...!" No sería lo mejor, total, el tiempo es el mejor arbitro en los asuntos más delicados de la vida. El tiempo demostrará que fue mejor callar, aunque no siempre es lo más agradable para quien "cierra la boca" o "empuña las manos" (no para golpear, sino para escribir, que a veces es lo mismo).
Gracias a Dios, no estoy solo en esta decisión, tengo la plena seguridad de que la prudencia, o el dominio propio es solo señal de aquél que ha sido dominado por el poder de Dios. Solo eso es cierto, nada más que eso.
Pr. Heyssen J. Cordero Maraví
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