Hace algunos días me escribió un joven pastor. Cuando yo estaba en la facultad de teología en mi quinto año él recién ingresaba, según me cuenta en su mensaje. No lo conocí a decir verdad, sin embargo él refiere que fui su director en el Club de Guías Mayores de la Universidad Peruana Unión. Entre varias cosas me dijo: "Sus escritos me animan, trato de leerlos todos los que puedo, especialmente el de reflexiones". Como te habrás dado cuenta mi apreciado lector, (si eres seguidor de este blog) hace más de tres meses que no escribo nada. Y la verdad como ya les dije en alguna oportunidad no es que no tenga nada que escribir pues todos saben que los escritores (por más aficionados que sean, como es mi caso) siempre tendremos algo que escribir. No obstante, quiero confesarles que hay momentos en el que me siento tan incapaz de combinar las letras de mi teclado de modo que resulten un mensaje que "anime".
Aquél joven finalizó diciendo: "no obstante veo que ya no escribe con tanta frecuencia como lo hacía antes". Era cierto. Dicen que la pluma es más fuerte que la espada. Dicen que las palabras son más duras y mortales que los golpes. Dicen que asesinar no solo es quitar la vida, sino tratar mal al prójimo. En fin, no deseo escribir más si es que mi mensajes no son capaces de hacer eso, "animar". ¿Por qué no escribía? porque no deseo escribir para desanimar. Quiero animar. Quiero servir.
Es posible que como casi siempre, no entiendas plenamente lo que trato de escribir, Pero para ayudarte, solo quiero decirte, escribiré solo si, considero que mis escritos te animarán...
Heyssen J. Cordero Maraví
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