miércoles, 11 de diciembre de 2013

Por un pastor y un colportor


A éstas alturas de mi ministerio y desde mi época de estudiante han sido innumerables las veces en que me han hecho la pregunta: "¿por qué decidió estudiar teología?" o "¿por qué dedicó su vida a ser pastor?". Mis respuestas fueron variando conforme pasaron los años. Hoy respondo diferente a mi época de estudiante. Pero en esencia es la misma, pues ahora fundamento mejor (creo) por la experiencia, los años, etc. Pocos saben que ni en mis más remotos sueños imaginé ser pastor. Nada que ver. Yo quería ser abogado, uno dedicado a las obras sociales y a la política. Sin embargo, aunque si conocer a Dios sentí que había un plan para mi vida que yo no podía avizorar de manera clara. No estudié derecho, sino que terminé estudiando enfermería en la Universidad Nacional de Ucayali. Si tú me preguntas ¿por qué? Te puedo decir con franqueza que es sencillamente porque yo quería estudiar a la facultad de Medicina, el detalle era que tenía temor. Así que dije, si ingreso a Enfermería, me cambio al año siguiente (traslado interno de carreras profesionales). Al estar estudiando me di cuenta que enfermería me gustaba, por su "razón" filantrópica se acomodaba a mi filosofía de vida. Estudié un casi tres años.

Al conocer la iglesia adventista, conocí a gente linda, amable y sincera. Conocí a hermanos y pastores, no conocía a muchos pastores, solo a algunos, en cambio, de manera especial al Pr. José Lozano, mi pastor distrital (Pucallpa C). Vi que su familia era una familia cristiana, su forma de vivir era sencilla y abierta, vi que era lo que yo había imaginado solo en un mundo socialista (no era cristiano en esos tiempos). El pastor José Lozano y su esposa eran una inspiración para las familias de mi iglesia. Era evangelista, jóvenes, niños, adultos... era un pastor modelo. Comía entre nosotros, nos llevaba en su carro. Era un varón de Dios. Dije, si he buscado una carrera para servir, para ayudar a la sociedad no hay otra mejor que ésta (pastorado). El amor por Jesús era inmaduro aún. Estaba conociendo poco a poco del amor de Dios y de su iglesia verdadera, es por ello que aún no entendía la verdadera razón del pastorado. 

Cuando comencé a interesarme por las cosas de Dios, conocí a Juan Torres, un colportor permanente (dedicado a vender libros con mensajes de esperanza a tiempo completo) y me pidió que lo acompañe a dar estudios bíblicos y allí me di cuenta que éste hombre era un varón de Dios. Tenia las palabras precisas para cada necesidad de las personas que visitábamos. Sus palabras eran exactas. Las personas le abrían el corazón a Jesús y el oraba por ellas.  De regreso a la iglesia le pregunté: "hermano, ¿yo podría ser pastor?". Él me miró con una sonrisa amplia y me dijo. "por supuesto, creo que puedes ser un pastor". Sus palabras no fueron escuchadas simples. Sentí que era la voz de Dios. Y me dije, si algún día llego a bautizarme en la iglesia adventista, yo seré un pastor. Un pastor según el corazón de Dios.

Al conocer el evangelio y entregar mi vida a Jesús por siempre, decidí también ser un pastor. Tengo apenas cinco años de ministerio y siempre recuerdo cómo fue que quise ser pastor. Quise dedicarme completamente a Dios y a su iglesia, y no encontré otra manera de serlo. Un día alguien me dijo: "¿no podía hacer todo ello sin tener que ser pastor o cree que solo los que van a la facultad de teología pueden ser pastores?". La verdad es que todos somos llamados a ser pastores, y no solo los que van a la facultad de teología. El ser pastor es un título, un cargo o una responsabilidad (pues somos una iglesia de orden como Dios desea que sean las cosas), pero es pastor el que pastorea, y en ese sentido todo hijo sincero de Dios cumple esa función. Entonces la pregunta es: "¿qué es lo que le diferencia a un pastor de la asociación o misión y a un pastor local (anciano)". Simple (tomando las palabras de un sabio pastor RJZ): "Lo único que le diferencia es que el pastor de la asociación está destinado a ser pobre, a vivir con un sueldo definido, y el pastor local (anciano) puede vivir y ser rico, lo que jamás ocurrirá con el pastor de la asociación".

Soy pastor distrital, soy un misionero desde que Dios me hizo entender que la obra es pronta a ser cumplida. Soy un soldado de Jesús y me preparo junto a mi iglesia para la venida magna de nuestro Señor Jesús.

Hace una semana estuve capacitando a los líderes de ministerio personal de la APCSur en Vitarte y entre los participantes vi a Juan Torres, un poco más adulto. Siempre con una sonrisa amplia. Le di gracias públicamente por que un día fue usado por Dios para decirme que sí podía ser pastor.

Dios usó a hermanos, pastores y colportores para ser un pastor. Gracias a Dios por su amor, por su paciencia, por no llamarme por lo que soy, sino a pesar de lo que soy, pero con  la esperanza y seguridad de que en Sus manos seré como Él quiere, a según Su CORAZÓN!

Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


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